Por Témoris Grecko (publicado en Proceso, 23 de marzo de 2013)
La declaración sobre prevención y eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas, aprobada el viernes 15 por la Comisión sobre el Estatus de la Mujer y que deberá ser ratificada por la Asamblea General de la ONU en septiembre, será “el paso final de la invasión cultural e intelectual contra los países musulmanes” y destruirá “la cohesión de las sociedades islámicas”, aseguró la organización Hermanos Musulmanes (HM, a la que pertenecen el presidente de Egipto, Mohamed Mursi, y un 40% de los parlamentarios de ese país) al llamar a las naciones y organización islámicas a rechazar dicho documento.
De esta forma, los HM se sumaron a distintos países que habían manifestado su descontento con el texto, como el Vaticano, Irán y Rusia.
“Así han terminado los HM por desenmascarse”, señala Namees Arnous, joven activista de los derechos de la mujer en su oficina, a tres cuadras de la histórica plaza Tahrir de El Cairo. “Por temor a parecer culturalmente colonialistas, muchos en Occidente preferirían no enterarse de que los HM están usando el poder para arrinconar a las mujeres. Ahora no podrán decir que no se han dado cuenta”.
Los HM colgaron en su página web una detallada condena a la declaración de la ONU. Donde ésta pide que las mujeres disfruten de igualdad en la “participación y toma de decisiones en todas las esferas de la vida”, los HM denuncian una amenaza contra el derecho de los hombres musulmanes a dar o negar el consentimiento para que sus mujeres viajen o trabajen.
La plena igualdad en el matrimonio, denuncia el texto de los HM, permitiría que las mujeres musulmanas se casaran con hombres no musulmanes, que se aboliera la poligamia y los maridos perdieran la autoridad de divorciar a sus esposas (misma que ellas no tienen).
Los HM se permitieron indicarles a las “organizaciones femeninas” que deben “comprometerse con su religión y la moral de sus comunidades y con las bases de la buena vida social, y a no dejarse engañar por los llamados a una modernización decadente y a los caminos de la inmoralidad subversiva”.
Los HM han insistido en que es falso que quieran atentar contra los derechos de la mujer, mismos que, aseguran, están garantizados en la nueva Constitución egipcia, redactada y aprobada por una mayoría de legisladores pertenecientes a los HM y otras organizaciones de inspiración religiosa, como los salafistas del partido Al Nour (con la ausencia de los partidos laicos y cristianos, que se rehusaron a participar en el proceso).
Numerosas organizaciones de derechos humanos afirman lo contrario. En un documento dirigido a la Comisión sobre el Estatus de la Mujer, la presidenta del egipcio Consejo Nacional de la Mujer denunció que “la nueva Constitución ignoró los derechos básicos de la mujer en lo político, lo económico y lo social”.
Eso fue también lo que gritaron las 2 mil participantes de la marcha por el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, que se realizó de la céntrica plaza Talaat Harb al edificio de la Suprema Corte de Justicia.
Denunciaban, además, que el hostigamiento sexual, tan extendido en la sociedad egipcia, se ha convertido en un arma política que están usando los HM para desprestigiar a los jóvenes de la revolución que derrocó al exdictador Hosni Mubarak, y para asustar a las mujeres y evitar que influyan en la política. “Desde que llegó el presidente Mohamed Mursi al poder, se dan más casos en los que grupos organizados de hombres atacan dentro de nuestras manifestaciones y violentan sexualmente a todo tipo de mujeres”, explica la activista Arnous.
Entre ellas había todo tipo de mujeres: jóvenes y adultas vestidas a la usanza occidental, muchas que lucían coloridos pañuelos cubriéndoles el cabello e incluso varias tapadas de cabeza a pies por el vestido negro llamado nicab, que apenas permite ver los ojos.
Una de ellas, que sólo se identificó con el nombre de Fatima, caminaba sujetando con la mano izquierda una cruz y, con la derecha, a una cristiana que sostenía un pequeño ejemplar de El Corán. “Este libro protege a todas las mujeres porque dios nos ama”, dijo la manifestante. “Los Hermanos Musulmanes han hecho una Constitución que viola nuestros derechos porque hacen una interpretación falsa de las enseñanzas de Mahoma”.
Desde la posición contraria, Omaima Kamel, una destacada dirigente del brazo femenino de los HM, asegura que era indispensable establecer que la condición de la mujer estuviera sujeta a la sharía (ley islámica), que les concede a los hombres ciertos derecho que de otra forma podrían quedar en peligro, tales como casarse con hasta cuatro mujeres o las normas de la herencia que les otorgan una parte mayor que a sus hermanas.
“La idea de que vamos a usar la Constitución para imponerles duras restricciones a las mujeres está equivocada”, descalifica Kamel, de 51 años de edad, pues sólo se aplicarán reglas de la sharía “firmemente establecidas, libres de toda controversia”, como la poligamia y las herencias.
Someterse a legislaciones internacionales como la declaración de la ONU, advierte la hermana musulmana, llevaría a la “completa equidad” y a “quitarnos nuestro carácter de gente religiosa que respeta el Islam”.