¿Para qué son útiles los nacionalismos? La situación política de Cataluña (y de España, por exte
¿Qué tendrían que estar haciendo los ciudadanos? Actuar juntos para enfrentar estas políticas y promover otras, que se dirijan a controlar a los especuladores, los saqueadores y los corruptos.
Pero, ¿es ésa la prioridad? No. Porque, como se ha estado denunciando desde antes de los comicios, se ha atizado el debate sobre la independencia de Cataluña y de Euskadi (País Vasco). Esto se ha hecho tanto para beneficio de algunos grupos y personalidades como para el de los partidos de derecha –españolistas e independentistas–, que tienden así una gigantesca cortina de humo bajo la cual evitar ser juzgados por sus políticas antisociales: es la coalición informal de Partido Popular, Convergència i Unió y Partido Nacionalista Vasco.
Véase, como ejemplo, lo que CiU (una vez que fracasó su intento de utilizar el independentismo para ganar una mayoría absoluta propia) le está exigiendo hoy a Esquerra Republicana de Catalunya, el partido de izquierda que ha sido independentista de siempre (CiU lo es ahora por oportunismo): que si quiere que se haga un referéndum por la independencia de Cataluña, tiene que apoyar a CiU y entrar con ella en una coalición de gobierno. Lo cual implicaría, por coherencia, aprobar o no oponerse al tercer recorte de 4 mil millones de euros ya anunciado por CiU. En otras palabras: vender su compromiso con la defensa de los ciudadanos a cambio de una promesa envuelta en una bandera de rayas amarillas y rojas.
Josep Fontana, un historiador independentista catalán, dijo en una entrevista hace unos días que “he tenido ocasión de hablar con un dirigente importante de CiU y acabó reconociendo que lo máximo que se podía esperar, se hiciera lo que se hiciera, era ganar algunos derechos”: no se cree posible un avance real hacia la independencia.
Lo que me parece complicado es que los partidos de izquierda puedan explicarles a quienes han perdido empleos, oportunidades de educación y hogares que su prioridad es conseguir la independencia, y que se concentren en discutir eso y no cómo contrarrestar las políticas que han impuesto las derechas.
Como me dijo una mujer que está a punto de ser lanzada de su casa: “¿Cómo le ofrecen un Estado propio a quien ha sido despojado del propio hogar? ¿Y cómo lo hacen tomados de la mano de quienes lo han despojado?”
Este debate sobre la independencia va hacia ningún lugar. Es una pérdida de tiempo. Y una cortina de humo que sirve a intereses que nada tienen qué ver con los de la gente que está en peligro. Tener a los izquierdistas de uno y otro cuño distraídos discutiendo quimeras y no las políticas públicas es una victoria para quienes las imponen: PP, CiU y PNV.