EL NACIONAL – Lunes 26 de julio de 2010
Opinión
Libros: Témoris Grecko
NELSON RIVERA
Toma tu atención y te va llevando al centro de una convulsión. A medida que avanzas en la narración, un pueblo comienza a movilizarse. En distintos puntos del país, la retrotensión entre las dos fuerzas rivales se incrementa en la proximidad de las elecciones. El acto electoral tiene lugar y ocurre el fraude. La reacción se desata de inmediato: una potente revuelta contra el régimen de los ayatolás se extiende por las calles. No estamos lejos de los hechos que Témoris Grecko reporta: Irán, junio de 2009, durante los días en que Ahmadinejad se mantuvo en el poder por la vía de un escandaloso fraude electoral.
Sugeriré una distinción: al magnetismo derivado de los hechos, a la vibración que proviene del carácter contagioso que tuvo la movilización activa en contra de la teocracia de los ayatolás, se añade como factor axial la posición que el propio reportero ocupa en el relato: como un sujeto más en medio de la masa, como un ciudadano del mundo que se incorpora a la peculiar cotidianidad de una sociedad en estado de extendida protesta social.
De La ola verde. Crónica de la revolución espontánea en Irán (Los Libros del Lince, España, 2010) deriva un debate sobre el carácter que debe tener el reporterismo en situaciones de crisis: si es imperativo que se mantenga distante de la contingencia, es decir, que convierta la propia condición de reportero en una barrera ante los hechos que comportan peligro, o si es válida la opción de tomar riesgos para ir más adentro en el oficio de indagar realidades distintas.
Viajero, sensibilidad atraída por las otras realidades de las que habla John Berger, Témoris Grecko es un reportero mexicano que ha acumulado muchas millas en su búsqueda profesional (en uno de sus libros recorre Suazilanda, Tanzania y Kenia). Su experiencia en Irán tiene significación: nada menos que ingresar a un territorio donde el poder odia el periodismo (Grecko intercambia con un policía; le pregunta sobre “los periodistas extranjeros”; el funcionario contesta: “Qué ganas tengo de encontrar uno. Son serpientes que inyectan veneno a los jóvenes, que por eso están aturdidos y provocan disturbios. Si ves a uno, dímelo, y nosotros nos encargamos de él”).
Cualquier lector promedio de la prensa diaria lo sabe: Irán es un país donde el poder asesina, reprime, amenaza y miente con inflamado descaro. Pero esta visión proveniente del periodismo del día no nos asoma la múltiple dimensión, los cambios soterrados o visibles de una sociedad que no renuncia a la posibilidad de una vida en libertad. Y es eso lo que Grecko nos entrega: el nervio y la distensión, la muchedumbre y la intimidad, la distancia y también la proximidad que reclama toda complejidad.