Por Témoris Grecko / La Habana
Uno de los primeros grandes gestos de la Revolución (cuando todavía tenía todas sus letras y no se había degradado a la R.) cubana fue lanzar una campaña masiva de alfabetización. En esto tuvo una influencia considerable Che, quien desde los días de guerrilla en la Sierra Maestra motivaba a sus hombres para que aprendieran a leer y escribir. Lo veía como un paso indispensable hacia la liberación.
El siguiente era poner al alcance de la gente los siguientes niveles de educación. Así se universalizaron los niveles básicos y los hijos de los trabajadores y campesinos pudieron acceder a la universidad. Junto con la salud y el desarrollo deportivo y cultural, la educación es uno de los pilares que justifican la continuidad del régimen político.
Uno se pregunta cuál es el propósito de educar a la gente si se le va a negar el derecho a pensar.
La actitud represiva estuvo presente desde el inicio del proceso revolucionario, pero adquirió peso doctrinal en 1971. En aquel momento, el gobierno había metido a la cárcel a un poeta que no era disidente ni opositor, sino sólo alguien que creía que podía tener una opinión propia. O sea, de pensar. Y además supuso que podía ejercer la libertad de expresión. Tache. Fue entonces cuando Fidel sentenció, con referencia a la creación intelectual y artística: “Dentro de la Revolución, todo. Fuera de la Revolución, nada”. Es decir: o escribes, compones, filmas y pintas de acuerdo a lo que la R., es decir, el gobierno, quiere, o te vas a prisión o del país.
Como explicaba en mi anterior Carta desde Cuba, el régimen ha tenido 50 años para formar a los cubanos, desde el círculo infantil hasta la universidad, como ha querido, explicarles el mundo a su antojo, sin interferencias de información fuera de su control. Hay gente que denuncia que en Cuba hay un solo diario nacional, Granma, el órgano del Partido Comunista. Pues se equivocan. Porque hay otro: Juventud Rebelde, el órgano de la Juventud Comunista. La primera aparece en tintas roja y negra, y el segundo, en azul y negra. Esto es muy importante porque no hay otra manera de diferenciarlos. Parecen hechos por el mismo equipo, suelen traer la misma noticia principal y destacar los mismos mensajes que los ministerios y organizaciones de masas quieren hacer llegar a la gente. Además, medio siglo no les ha servido para adelgazar un poco el mensaje, para tratar de congeniar un poco con su público y presentarse de una forma más amable: aunque estén destinados a ser lectura del pueblo, siguen siendo redactados (pésimamente) como órganos internos de una institución,son aburridísimos. Cualquier discurso de los dirigentes ocupa cuatro páginas, incluyen cifras desordenadas y documentos completos, sin compasión hacia el lector.
En la tele ya hay más variedad, porque Cuba presenta las series estadounidenses del momento (ya que hay embargo, no tiene que pagar por ellas). Pero la información se reduce al programa Mesa Redonda, a donde siempre invitan a los líderes partidarios, y al noticiero oficial, que puede ser resumido así: largas tomas sin editar del discurso de alguien, entrevista con la directora de tal fábrica donde todo va bien y los trabajadores están muy contentos, festival en el que los pioneritos (niños exploradores revolucionarios) festejan el aniversario de aquella vez en que Fidel visitó a sus padres cuando ellos eran pioneritos. Después, noticias de Venezuela, Bolivia, Ecuador (en este orden) y alguno de los siguientes: Paraguay, Nicaragua, Irán, Rusia. O sea, los aliados. Y luego vienen los países capitalistas, que ahora tienen mucho espacio porque la “crisis del capitalismo” de alguna forma sugiere que Fidel tenía razón y que Cuba va bien, a pesar de que no haya comida. En diciembre, durante al menos seis noches, repitieron los zapatazos que recibió Bush en Irak: primero porque ocurrió, después porque había reacciones internacionales, luego porque habían golpeado al no muy hábil lanzador de zapatos, más tarde porque… bueno, en Cuba lo que no falta son motivos para reírse de algo.
Al hablar con muchos cubanos, uno se siente apesadumbrado por dos razones: una, porque saben dónde están los países escandinavos y qué se come en Tailandia, les encantaría ir a verlos pero asumen que será imposible: les han dado educación pero no los dejan salir. La otra, porque su información es muy incompleta y uno siente que a final de cuentas no tienen idea de lo que pasa en el resto del mundo.
Entonces llegó la internet. ¡Qué riesgo! El gobierno se preocupó porque aunque ha educado a los cubanos por 50 años y presume que están mejor preparados que el resto de los latinoamericanos, todavía teme que sus niños (porque así los trata) sean incapaces de entender lo que leen y acaben formándose una idea errónea, acaso los convenzan de que en Cuba no hay libertad y les metan la idea de que hay que cambiar.
Para no ser yo el único que les cuenta esto, reproduzco aquí un fragmento de la entrevista que hice para la revista Esquire a Yoani Sánchez, la joven de 33 años que tiene el blog Generación Y, con el cual ganó varios premios, entre ellos el prestigioso Ortega y Gasset. Dice Yoani:
“Para el Estado cubano no hemos dejado de ser niños. Niños a los que hay que controlarles cuántas horas que ven televisión, si entran o salen de casa. ¿Qué significa eso? Que no confían en nosotros, porque saben que el sistema educativo, todo este adoctrinamiento que nos han hecho durante 50 años, nos ha creado un fenómeno muy peculiar en Cuba, la doble moral y la simulación. Saben que buena parte de lo que proyectamos no es verdad. Esa proyección de pueblo con una conciencia ideológica, se resquebraja fácilmente cuando una persona tiene la oportunidad de expresarse libremente.”
Sigue Yoani: “Yo vi las imágenes de la caída del muro de Berlín 10 años después de que ocurrió. ¿Por qué no hemos podido ver en nuestra propia televisión las imágenes de lo berlineses destruyendo su muro? ¿Por qué no vimos las imágenes de la plaza de Tiananmen, que las vi también 11 años después de lo ocurrido? El gobierno quiere controlar muy bien esa ficción de mundo exterior y mundo interior que nos ha creado. Todo lo que pueda contaminar esa imagen de infierno exterior del mundo capitalista, y de aliados socialistas que son una especie de paraíso, lo mantienen muy controlado, pero la tecnología ha venido en nuestra ayuda. Ya no son los tiempos en que nadie se enteraba de nada, en que al interior de Cuba se hacían cosas, y nadie se enteraba. Yo creo que las antenas parabólicas, los radios de onda corta, la propia internet a pesar de lo limitada que está, todas estas redes de tráfico de información que hemos creado ayudan mucho a arrancarle el monopolio informativo. Ellos tienen mucho temor de eso porque saben en el fondo que la simulación es lo que marca la pauta y que con herramientas informativas en nuestras manos, los cubanos podemos empezar a mover los cimientos de nuestro propio muro.”
La “ficción de mundo exterior y mundo interior” a la que se refiere Yoani es la que se presenta con la intención de convencer al pueblo de que Cuba, con sus carencias, es el lugar ideal y que todo afuera es la selva del lobo feroz.
Yoani es parte de un grupo de bloggers que están arriesgando su libertad para ejercer su libertad de expresión. Algunos son más críticos que otros, pero todos creen que no hay razón para dejarse callar. Existe un problema de fondo, sin embargo: sus compatriotas no los pueden leer.
En principio, porque el gobierno cubano ha bloqueado el acceso desde la isla a algunos de esos blogs, como Generación Y: se tarda, se tarda, hasta que aparece un mensaje de error. Eso es lo de menos, sin embargo: para empezar, la mayoría de la población carece de acceso a la internet. En varias ocasiones conversé con gente que renta habitaciones para visitantes, que quiere pasear turistas o brindar algún servicio, y traté de sugerirles que pusieran un anuncio en una página web para que sus clientes potenciales los conocieran, o por lo menos que se consiguieran una cuenta de correo-e. Pero no conseguí hacerles entender de qué se trataba, o para qué serviría: han escuchado de la internet, saben que está por ahí, pero no alcanzan a imaginar que fabulosa herramienta de comunicación es.
Hay “clubes de la computación” donde rentan computadoras con acceso a redes. Para poder usarlo, hay que tener una justificación. Los estudiantes tienen permiso, muy bien. Pero sólo 40 minutos a la semana. Y además, no entran en la internet, sino en la intranet del Estado cubano: sólo pueden leer páginas de la isla. Es una paradoja que algunos sitios web que son muy militantes a favor de la causa cubana –y que algunos colegas recomiendan mucho aquí–, no pueden ser accesados por los cubanos comunes y corrientes. No hay disponibilidad de tener una cuenta Yahoo!, Gmail o Hotmal, porque esos servicios no están disponibles. Así que hay que solicitar (sin garantías de que te la den) una cuenta cubana con terminación .cu, cuyos contenidos –lo que sale y lo que entra– están monitoreados automáticamente. Es decir, que si te envían un e mail con ciertas palabras clave, no llega. Y lo peor es que te descubran haciendo algo raro, como escribirle a alguien que ya estás harto de que controlen tus e-mails. Lo de menos es que te cancelen la cuenta de correo.
¿Cuál es la alternativa? Los hoteles para extranjeros. Ahí sí hay máquinas con acceso a la internet. Sólo que, hasta 2008, los cubanos tenían prohibido entrar ahí. Ahora ya pueden, pero antes tenían que colarse. Y además, es carísimo, para nosotros y para ellos mucho más: en el Hotel Nacional cuesta 8 cuc la hora, es decir, como 9.60 dólares. Y el sueldo de un cubano está entre 10 y 20 cuc al mes.
Yoani me contó cómo lo hace: Entraba a los hoteles “valiéndome de mi físico, que heredé de abuelos españoles, comencé a conectarme a internet. Es excesivamente caro, pero era la única posibilidad porque los cubanos no podemos contratar una línea de Internet. Hay un mercado negro de internet pero yo no quería usar una herramienta ilegal porque podía asfixiar el fenómeno, si usaba una línea ilegal desde mi casa, podía ser penalizada no por lo que escribo, sino por cometer un delito. Entonces tenía que administrar muy bien el tiempo. Escribía todo en casa, lo ponía en el memory flash, llegaba a un hotel, ponía y en diez minutos, actualizaba mi blog. En ese momento la frecuencia era muy espaciada. Me pasaba una semana sin publicar, diez días, la gente se alarmaba, qué pasa con Yoani. La gente se acostumbró a que yo no soy una blogger que puede postear cada día. Yo creo que ésa es la contribución de los bloggers cubanos, ¡un momento!, que nosotros vamos más lento. Todo fue así hasta marzo de 2008, el gobierno cubanos bloqueó desdecuba.com para que no se lea desde la isla. Ahora ya no puedo entrar a la administración de mi blog, sino que lo envío por mail a amigos, ellos lo suben y a vuelta de mail me envían los comentarios”. Otra paradoja es que Yoani haya ganado tantos premios por un blog que no puede ver: “Soy como una blogger ciega”.
Sus lectores, entonces, están sobre todo en el extranjero: son “cubanos emigrados, gente que se fue hace 40 años y balseros que se fueron la semana pasada. Extranjeros interesados en lo que pasa aquí. Hacia el interior de Cuba, que es donde lo tengo más difícil, pues he tratado de que llegue de otra manera. Los cubanos somos muy diestros en eso. El hecho de que un niño no reciba leche del racionamiento después de los 7 años no significa que no va a tomar más leche. Los padres van a hacer todo lo posible por encontrar un camino paralelo, underground, ilegal, en el mercado negro para conseguir la leche. En la tienda en divisas la venden a 2.40 cuc, ¿quién va a pagar eso? La gente busca, lo roba al estado, lo trafica. Y asimismo lo hacemos con la información. Ah, no puedo acceder a Internet, la página está bloqueada, hallo otro camino. Yo he hecho una copia en un minidisk que ha llegado muy lejos. Creo que desde que comencé, he distribuido más de 300. Y a veces me llega el feedback, me dicen tengo el minidisk, increíble, adónde llega. También en memory flash difundo mucho. Y he hecho algunas impresiones de mi blog para la gente que no tiene computadora.”
Así se las arregla en el mundo virtual. Pero, ¿y en el real? El blog de Yoani no es uno de denuncia enfebrecida, de ataques virulentos y de llamamientos a la insurrección: sus comentarios políticos son suaves y mesurados, y en general, la mayor parte del contenido es una descripción de la vida diaria en Cuba, sin adjetivos: eso es tal vez mucho más subversivo que lanzar consignas. Pero muchos periodistas y escritores fueron encarcelados por decir mucho menos que eso.
“En el caso de una blogger, ellos no saben muy bien cómo actuar”, dice Yoani, “es un fenómeno nuevo y no funcionan los viejos métodos de coacción y de represión. Cada vez que han intentado hacer algo contra mí, aumenta el número de hits en el servidor. En diciembre el portal terminó con 14 millones de hits. Eso ha sido en parte debido a las sucesivas torpezas que el gobierno cubano ha tenido con nosotros. Lo más duro que me ha pasado es convertirme en una persona radioactiva, han tratado de ponerme en cuarentena. Para eso han utilizado su vieja arma de la difamación, de crear fantasmas de intimidar amigos, familiares, contar historias de una gran conspiración con la CIA, con el imperialismo. Son viejas técnicas que lamentablemente todavía surten algo de efecto. También no poder salir de mi país, no poder obtener permiso para viajar. La última vez para recoger el premio Ortega y Gasset. Y el hecho de que m bitácora esté bloqueada hacia el interior de Cuba. Sobre la marcha, la piel se me ha curtido un poco contra esas cosas. Y al final, para mí, el resultado es decir bueno, si ahora mismo yo estoy viviendo en carne propia lo que es que te fabriquen una campaña de difamación, entonces puede ser que todo lo que me hayan dicho de otros supuestos enemigos también sea falso. Vivir en la propia piel la mentira gubernamental es el antídoto final para no creerte sus mentiras”.
(Publicado originalmente en Mundo Abierto.)